Wednesday, December 2, 2009

Me acuerdo de la primera vez que probé una galleta de arroz. Tenía cuatro o cinco años y había ido a la casa de un compañero del jardín con una amiga. A mi amiga la pasaron a buscar antes porque se había puesto a llorar después de que el chico le salpicó un poco de agua en la cara. Yo me quedé y, a la hora de la merienda, la madre nos dio galletas de arroz. Recuerdo que estábamos en la cocina. La madre estaba al lado de la hornalla, hirviendo el agua para el té y me dio de probar esa galleta enorme y horrible. Me acuerdo de que sentí la obligación de terminarla y hacer como que me gustaba, aunque fuera incomible. Recuerdo precisamente esa sensación de deber hacer algo, de no poder dejar la galleta por la mitad.

Tuesday, May 5, 2009

Me acuerdo del Aquaboulevard de París. Había unas piletas en donde se generaban olas artificiales cada cinco mintos y una zona de toboganes. En una ocasión a mi papá se le trabó la malla en un tobogán. No podía avanzar y entonces se formó un embudo: la gente se seguía tirando y se quedaba estancada atrás de mi papá. Llegó un punto en el que se había formado una fila de gente larguísima, hasta que el bañero intervino.

Friday, April 17, 2009

Me acuerdo de que una catequista una vez me dio para leer un libro ilustrado sobre una santa a la que, por algún motivo, encerraban en una celda durante meses y al final la degollaban. Me causó tanta impresión que pasé dos noches sin dormir. A la tercera noche, fui llorando al cuarto de mis padres y le mostré el libro a mi mamá. Le echó una mirada y dijo que era una barbaridad que me hubieran dado a leer algo así. No estaba furiosa; más bien parecía triste.

Saturday, March 21, 2009

Me acuerdo del olor a libro nuevo a comienzo de clases. Yo llevaba todos los libros forrados con papel contact transparente. Había dos texturas: una más suave al tacto y otra más áspera; yo usaba la segunda. Durante la clase, me gustaba oler la tapa del libro y las hojas. A veces me retaban por eso.

Monday, March 16, 2009

Me acuerdo de cuando mi papá pasó por debajo de un árbol con un sweater bordó y lo atacó un panal de abejas.

Friday, February 6, 2009

Me acuerdo de cuando me parecía complejísima la tarea de atarse los cordones y leer la hora en un reloj de agujas; creía que eran dos cosas que nunca jamás iba a poder hacer.

Sunday, February 1, 2009

Me acuerdo de cuando en mi casa rallaban el queso a mano para comer pastas.

Thursday, December 25, 2008

Me acuerdo de un día en el que volvía a mi casa en el transporte escolar con una carpeta en la mano. El chofer frenó de golpe y me clavé una punta en el ojo. Anduve quince días con un parche; era realmente incómodo y me sentía ridícula.

Tuesday, November 25, 2008

Me acuerdo de que me sentaba por la noche en la cama con mi mamá a mirar "El show de Ante Garmaz". Esperábamos a que empezara el programa hasta que de golpe aparecía él; bajaba por unas escaleras de mármol y de fondo sonaba "New York, New York".

Tuesday, November 4, 2008

Me acuerdo del olor a Off! en los campamentos escolares y de los juegos nocturnos con linternas.
Me acuerdo de que en la esquina de mi colegio primario había un kiosquero que fiaba golosinas. Anotaba todo lo que consumían los alumnos en un cuaderno y después les cobraba a los padres; yo tenía el numero 67.

Tuesday, October 28, 2008

Me acuerdo de que, hace muchos años, a mi mamá se le cayeron las llaves del departamento por el pozo del ascensor y el portero se tuvo que meter a sacarlas. El llavero era un círculo de plástico con el logo de una empresa de aviones y se rompió con el golpe. Mi mamá lo siguió usando y cada vez que yo lo veía me traía el recuerdo del episodio del ascensor —con una carga exageradamente dramática.

Monday, September 29, 2008

Me acuerdo de que mi tía siempre me recibía en su casa con varios paquetes de Chasquibum para Navidad y yo iba a tirarlos a un rincón del jardín mientras "los grandes" preparaban la mesa.

Saturday, September 13, 2008

Me acuerdo de los "amigos por carta" de la revista Billiken. Yo intercambié cartas por un tiempo con una chica hasta que un día dejamos de escribirnos. Años más tarde, encontré la primera carta que me había mandando. Decía así: "Querida Ana Laura: Yo también quiero ser tu amiga. Me encanta jugar al volley, ¿hacés algún deporte? A mí me gustan las espinacas y jugar al aire libre. Tenemos muchas cosas en común: nos gusta jugar al aire libre, vivimos en un departamento, nos llamamos casi igual y lo más importante... ¡Queremos ser amigas!". Mucho tiempo después, busqué su nombre en Internet y apareció la foto de una chica de unos 25 años, con un pañuelo de colores enroscado al cuello, que mirabapara un costado.
Me acuerdo que de chica me llamaba la atención que mi tío usara un morral negro de cuero, donde llevaba lápices de colores y un cuaderno. Yo estaba convencida de que tenía un tío que usaba cartera.