Tuesday, August 12, 2008

Me acuerdo de cuando fui por primera vez a dormir a la casa de una amiga y me desperté en mitad de la noche por un ruido que venía del cuarto de los padres. Era un sonido parecido al rugido de un león. Yo era muy chica y no me di cuenta de que eran ronquidos; pensé que se trataba de un oso. Decidida a ver adónde tenían escondido al animal, fui en puntas de pie hasta el cuarto de los padres. Cuando llegué, espié a través de la puerta entreabierta y vi al padre recostado boca arriba sobre la cama, roncando, con la boca completamente abierta.