Friday, May 23, 2008
Me acuerdo del guitarrista de una banda no muy conocida a la que fui a ver hace unos años. El chico me llamaba la atención porque tenía la cara de un bebé, pero no de cualquier bebé sino que se parecía al hermano de una amiga. Tenía la cabeza redonda, ojos enormes, nariz chiquita y la piel blanca y lisa. En el momento pensé que sus rasgos por separado estaban bien pero que la suma de las partes era horrible: el músico no era objetivamente feo pero, por alguna razón, mirarlo me causaba rechazo. Me lo crucé un año después en una fiesta. Lo reconocí cuando, una vez más, sus rasgos me despertaron el recuerdo del hermano bebé de mi amiga.