Saturday, April 19, 2008
Me acuerdo de una tarde en la que estaba caminando por Cabildo con mi mamá y nos paró una señora para preguntar si queríamos participar de una encuesta a cambio de cincuenta pesos. Mi mamá dijo que sí y entonces fuimos a un lugar arriba de la confitería "Los dos chinos", donde nos sentaron en una mesa rectangular junto con otras personas. Yo tenía ocho o nueve años. El salón era enorme; había varias mesas con gente y, en el centro, un señor que presentaba una enciclopedia. Cuando el hombre terminó de hablar, repartió un cuestionario. Mi mamá lo completó y después nos fuimos. No me acuerdo si le pagaron o no.